Desde hace un año está implementado en la zona norte, concretamente en el Valle del Arcipreste, en Majadahonda, el sistema de recogida neumática de basuras. Lo que en principio pensábamos todos que podía ser un sistema limpio y ecológico de recogida de basuras se ha convertido, con su puesta en marcha, en un elemento disuasorio a la hora de irse a vivir a la zona.
El motivo no es otro que el olor al que nos vemos sometidos los vecinos.
En cualquier época del año (y especialmente en el verano, cuando las temperaturas son más altas y la gente pasa más tiempo al aire libre) es nauseabundo cuando tenemos la mala suerte de que el viento, por muy leve que sea, apunta en nuestra dirección, amén del espantoso ruido que hacen los compresores cuando se ponen en marcha y cogen a los vecinos desprevenidos a altas horas de la madrugada.
Llevamos nueve meses luchando con el Ayuntamiento de la localidad y los técnicos de la compañía para buscar soluciones, pero nadie tiene el coraje de enfrentarse a una realidad fétida, porque quienes realizaron el proyecto, quienes lo compraron con el dinero de todos y quienes lo ejecutaron no viven allí. Nos han prometido filtros, los han traído y como si nada; han medido cuando les interesaba y han presentado esos datos como aval del sistema. -
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 30 de marzo de 2001