No me ha sorprendido, pero sí me ha dolido doblemente que, ni siquiera en el día en que la Mir se ha desintegrado en la atmósfera y en el mar, se haya recordado en los medios de comunicación que el nombre de esa nave significa 'paz' en ruso.
Tenemos aquí un buen ejemplo de perversión del lenguaje: mientras que cada vez que se hablaba, escribía u oía algo sobre esa nave, entendía y comprendía todo ruso y toda persona de lengua eslava la palabra 'paz' (y, especialmente hoy, ese significado se le hacía más patente), he aquí que el lenguaje tan 'políticamente correcto' de nuestros países se empeñaba simplemente en hablar de un artefacto llamado Mir, perfectamente equivalente por aquí a que se le llamase 'XYZ'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 30 de marzo de 2001