Las nuevas generaciones tienen poca idea de lo que significó la efervescencia de la canción protesta, la canción política, la canción social, en la América Latina de los años sesenta y setenta.
Entre las voces que se alzaron como himnos beligerantes y, en ocasiones también como tiernos susurros, la del chileno Víctor Jara tiene una fuerza especial. Su compromiso con el proyecto político de izquierdas del Gobierno de Salvador Allende fue su altavoz y su tumba. El golpe de Estado de Pinochet acabó con su vida de la forma más violenta en 1973.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 31 de marzo de 2001