Me asombra ver, a diario, los ciclistas por las calles de Barcelona, a veces en medio del tráfico motorizado, a veces sorteando obstáculos que impiden su tranquilo viaje. Pero ellos están ahí, imponiendo de alguna manera su forma de ver las cosas. Parece que ésta ha entrado en los proyectos urbanísticos del siglo XXI, pues ya se ha dado el visto bueno a la futura red básica de carriles-bici, que en un plazo de cinco años dotará a la ciudad con el doble de vías existentes actualmente. Déjenme por tanto dar la enhorabuena a los héroes que han luchado por imponer esta forma de desplazarse.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 5 de abril de 2001