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MASTERS DE AUGUSTA | GOLF

Olazábal afina su 'swing' con el maestro de Woods

José María Olazábal es el jugador que más dinero (1,5 millones de dólares) ha ganado en la historia del Masters. Es el único que se ha anotado dos en los noventa (1994 y 1999, aparte de ser el segundo en 1991). En esta víspera cargada, cielos negros, humedad, calor; en esta víspera asombrada por las previstas hazañas de Tiger Woods, nadie habla de Olazábal en Augusta. Quizá sea porque a él no le gusta hablar de sus posibilidades.

'Olazábal la está dando perfecta, pero no se lo cree'. Butch Harmon, el maestro de Woods, trabajó el lunes con él. 'Antes de verle dar la primera bola, sabía lo que le pasaba', comentó Harmon; 'con esa seriedad, no se puede jugar a gusto', pensé. Y me dije: 'tengo que lograr que se ría'. Y me pasé media hora contándole chistes. Después se pasó otra media hora dándole a la bola, y cómo le dio...'

Harmon estaba feliz. Sus métodos funcionan. Vive de eso. Pero es curioso: ayuda a jugar mejor, a tener posibilidades de ganar, a los rivales de Woods, el jugador con el que está a tiempo completo, su obra maestra. Pero no es nuevo: en 2000 ya consiguió que el norirlandés Darren Clarke le derrotara en el Mundial Match-Play.

'Olazábal es mi favorito', dice Sergio Gómez, su manager. Pero no lo dice obligado. 'Ha llegado aquí como el que está en rehabilitación, aprendiendo a andar con muletas', explica, 'que un día anda perfecto, se la da y se deprime por la vuelta a empezar. Así le pasó hace una semana, en Atlanta: empezó a tropezones, pasó el corte por los pelos y el domingo se salió por la mañana y por la tarde no aguantó'. Pero, claro, no llega a cualquier torneo, llega al Masters.

Llega al torneo que la prensa y la afición han adjudicado a Woods -lo que se discute es cómo deberá llamarse su hazaña de imponerse en los cuatro grandes de forma sucesiva, pero en años diferentes- por delante de Mickelson y del campeón vigente, Singh. Y llega con más españoles: con Severiano Ballesteros, sin su mujer y con un caddie del club; con Miguel Ángel Jiménez, al que le duele un codo, y con Sergio García, que esta vez no habla mucho ni promete tanto.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 5 de abril de 2001