Un anciano nicaragüense que regresaba a su hogar tras cuatro días de ausencia se encontró con su propio funeral, pero al menos pudo impedir que se le enterrase cristianamente. El informativo Multinoticias del Canal 4 de Nicaragua relató el caso de César Augusto Aguilera, de 60 años, que el pasado viernes salió de su hogar, en la ciudad de Tipitapa (26 kilómetros al norte de Managua), en busca de empleo y se puso a trabajar en el campo con un amigo sin avisar a su familia. La esposa de Aguilera, Alba Santos, y sus dos hijos comenzaron la búsqueda preocupados por la desaparición. Tras múltiples pesquisas encontraron en un depósito de cadáveres los restos de un varón que guardaba muchas semejanzas con César Augusto y no se lo pensaron más: se dispusieron a darle cristiana sepultura. Debido a que son una familia humilde, la viuda de Aguilera solicitó un ataúd a crédito. Ignorante de su propia tragedia, Aguilera volvía a casa, tras cumplir con sus tareas agrícolas, cuando se encontró con que sus vecinos lo miraban de forma extraña: 'Apure el paso, don César Augusto, que ya lo van a enterrar', le espetó uno de ellos. La aparición del teórico difunto generó asombro entre sus vecinos y familiares, quienes, llenos de miedo, preguntaban 'si era de esta o de la otra vida', a lo que en forma serena les decía que 'de ésta', mientras su esposa e hijos no paraban de llorar.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 6 de abril de 2001