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CARTAS AL DIRECTOR

Poca alarma

El pasado domingo, nada más salir de viaje desde Avilés hasta Valencia, la alarma del coche se puso en marcha sin que pudiera conseguir acallarla. Pasé por delante de una pareja de la guardia de Tráfico, deteniéndome poco más adelante, sin que me hicieran ningún caso. En la autovía de Madrid a Valencia me crucé con otra pareja de la guardia de Tráfico, con el mismo resultado. Al llegar a Valencia y dirigirme al garaje, paré detrás de una patrulla de la policía local sin que se dieran por enterados. Al otro día, al ir al taller para solucionar el problema, he andado más de doscientos metros detrás de un motorista del 091, con el mismo resultado. Ante este desinterés de las autoridades o los agentes encargados de velar por el tráfico por las alarmas de los coches, yo me pregunto: ¿sirven para algo más que para molestar a propios y extraños las alarmas de los coches?-

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 6 de abril de 2001