El agregado militar de la Embajada de EEUU en China se reunió por segunda vez con los 24 miembros de la tripulación del avión espía. Les encontró "con buen ánimo. (...) Tienen ganas de volver a casa", dijo Neil Sealock. El secretario de Estado, Colin Powell, por su parte, aseguró que la tripulación del avión espía está alojada en "habitaciones bien iluminadas", sin que exista indicación alguna de que fueran sometidos a "maltrato físico o verbal".
Tanto el permiso de visita como la valoración de Powell confirman que la diplomacia se abre camino y que el incidente se encamina hacia su final. No obstante, el Gobierno de Pekín mantiene aún, ante su opinión pública, la exigencia de una disculpa formal.
Desde Chile, el presidente chino, Jiang Zemin, aseguró que los líderes de ambos países "deben poner el máximo interés en las relaciones bilaterales". Jiang teme que una radicalización del conflicto provoque consecuencias para ambos países. El Congreso de EEUU podría bloquear la entrada de China en la Organización Mundial de Comercio y el ala dura del Partido Comunista Chino recuperar cuota de poder al transformar el incidente en una humillación para Washington. Por eso Jiang insistió en que se debe mantener una "actitud de cooperación", que puede materializarse en la creación de una comisión investigadora formada por ambos países.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 7 de abril de 2001