He podido observar a lo largo de los últimos meses que en el Jardín Botánico del Palacio de Cristal, sito en el paseo de Yeserías de esta ciudad, tienen lugar fiestas particulares, saraos de diverso tipo, organizados por firmas comerciales que encuentran en estas instalaciones singulares y municipales el marco ideal para presentaciones, cócteles y cenas.
Grandes carpas, vehículos de motor de todo tamaño, cocinas, mobiliario y el personal necesario para llevar a cabo estos eventos rodean durante el día previo y posterior el edificio acristalado, invadiendo el interior y el exterior ajardinado del botánico, con comida, bebida, altavoces, plataformas (¿se fumará aprovechando la clorofila del lugar?), y dejando un rastro de manchas y olores como se podía percibir en la mañana del domingo día 1 de abril, limitando su uso a los ciudadanos que pasean por dichas instalaciones, que deberían ser un entorno de ocio sin límite alguno, de disfrute para todos.
Por otro lado, recientemente el ex ministro de Defensa, el señor Serra, anunciaba que tras el cambio de personalidad jurídica del Museo del Prado, en un futuro sería posible su alquiler para cenas y actos sociales que puedan ser pagados por particulares.
Considero lamentable esta utilización privada de bienes públicos, aunque sea previo pago. Supongo que estas decisiones son consecuencia del más genuino pensamiento económico-liberal vigente y quiero confiar en que la ciudadanía sepa rechazar con contundencia, en su momento electoral, estos abusos, legales, por supuesto.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 7 de abril de 2001