Considero lamentable y vergonzoso el servicio que se presta a los usuarios/ as en la línea de autobuses Benicàssim-Castellón. Empezando por el excesivo tiempo en el que se prolonga el traslado -por término medio alrededor de a 45 minutos-, con el agravante de que en pleno verano, hay muchas veces que se alarga por espacio de una hora.
Estoy segura que los dueños de esta compañía de autobuses, si no tuvieran el monopolio, o se planteara la posibilidad de no privatizar el servicio, se esmerarían un poco más, pero como en muchos casos, debe haber muchos intereses y/ o gente poderosa.
Se dice que todos los ciudadanos somos iguales, pero en una sociedad consumista y deshumanizada, hay ciudadanos de primera categoría, y a la inmensa mayoría se nos considera de 'segunda fila'. Los que somos así no tenemos más remedio que seguir padeciendo el aumento de la precariedad de los servicios públicos básicos, como el del transporte, porque no disponemos de otras posibilidades; y si no que se lo pregunten a los pensionistas, trabajadores/ as, y en especial a la gran cantidad de mujeres que trabajan como empleadas de hogar en Benicàssim, clientes asiduos del autobús que padecen estos inconvenientes. Pronto llegará el verano y se repetirá el transporte de ganado hacia el denominado municipio turístico de Benicàssim.
Aprovecho también para decir que en la parada de estos autobuses en Castellón no hay ni bancos para que la gente espere, ni marquesinas en condiciones para protegerse del sol o de la lluvia. Los políticos que mandan en Castellón y Benicàssim, que creo son los mismos, deberían, entre subidas de impuestos, inauguraciones y comidas protocolarias, viajar en este tipo de transporte para ser un poco conscientes de los servicios que, dicen, prestan a la ciudadanía. En la tele, radio, y prensa 'todo va bien' pero en la realidad NO. Gracias.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 9 de abril de 2001