La novillada sin picadores prólogo de la temporada taurina barcelonesa, que se inaugura el domingo, comenzó de forma accidentada, ya que el primer eral de la tarde saltó al callejón y persiguió dramáticamente durante un largo trecho a la compañera de prensa Sandra Álvaro, de la RAC1, causándole contusiones y erosiones múltiples.Las reses de Caridad Cobaleda, aunque alguna saliese suelta y tuviese poca fijeza, dio, en líneas generales, muy buen juego, destacando el lidiado en cuarto lugar, Fruto de nombre, noble y boyante, una auténtica máquina de embestir, para el que se pidió el indulto.
Los aspirantes que presentaba la Escuela Taurina de Catalunya dieron una buena tarde y mostraron sus ganas de ser toreros. Con Fruto, Roble Cano toreó relajado y con gusto, en una faena sólida y demostrativa de muy buenas maneras. Con la espada, mejor la eficacia que la colocación. No siempre le va a salir un novillo como Fruto, pero le tocó y lo aprovechó.
A López Díaz, con muy buena estética, pero algo frío, le faltó dominio. Juan de Lucía no acabó de acoplarse con su oponente, pero tuvo muy buenos detalles y mostró muchas ganas. Alejandro Rodríguez, de la Escuela de Castellón, con un animal poco claro, quiso hacer las cosas con autenticidad y cobró la mejor estocada de la tarde. La novillera Alejandra Chacón, nacida en Mataró, de padre extremeño y madre andaluza, estuvo muy insegura con el capote, pero con la muleta se serenó y aunque, lógicamente, le falta madurez, se pasó al animalito (el de menos presencia de la tarde) con valor por ambos pitones y lo liquidó con prontitud y eficacia. David Fernández, ante otra máquina de embestir, aunque le faltase algo de mando, estuvo digno y hasta dio algunos naturales de muy buena factura.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 9 de abril de 2001