La escuela de idiomas Quick Center, que fue condenada el mes pasado a devolver a un cliente las 36.683 pesetas que éste había adelantado por un curso de inglés que había contratado pero no llegó a hacer (véase EL PAÍS del 3 de abril), asegura que nunca se negó a admitir la renuncia del cliente. La supuesta negativa de la academia fue, precisamente, la razón de la demanda del cliente, que fue fallada en contra de Quick Center y de Caja Madrid, entidad asociada que otorga créditos para esos cursos.
La academia de idiomas asegura, en una nota remitida a este diario, que 'los hechos que se alegan en la demanda nunca han sido reconocidos por Quick Center, ya que los mismos no son ciertos'. La razón de que Quick Center se allanara a la demanda no fue, según la academia, que su contenido fuera cierto, sino la siguiente, que consta en el escrito de allanamiento redactado por los abogados de la escuela: 'Se accede al allanamiento porque no es interés de mi representada mantener entre sus alumnos a ninguna persona descontenta'.
La academia de idiomas también precisa: 'Asimismo, la sentencia dictada no concede a los demandantes la totalidad de lo solicitado, ya que no condena en costas a Quick Center, tal y como pretendían los demandantes'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 9 de abril de 2001