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CARTAS AL DIRECTOR

Mejunje

Els Payaresos, Tarragona

Aunque el trato no ha sido equitativo en los medios de comunicación a la hora de contrastar las razones de unos y otros para firmar o no el pacto de las pensiones o contestar con más o menos contundencia a la reforma laboral decretada por el Gobierno del PP, creo sinceramente que la ciudadanía laboral del país valorará las cosas, no cositas, en su justo término. Prefiero poner atención en uno de los aspectos éticos del asunto.

El diccionario de la Real Academia define mejunje como 'cosmético o medicamento formado por la mezcla de varios ingredientes'. Desde este punto de vista, el pacto de las pensiones es un mejunje. Tiene una clara vocación cosmética y medicamental, puesto que maquilla las arrugas de la reforma laboral y proporciona pomada reponedora de concertación. Y está claro que dicho mejunje lo conforman varios ingredientes: CEOE, Comisiones Obreras y Gobierno del PP.

El PP ha tenido la habilidad de hacer de la parte un todo. La mesa de las pensiones les ha servido para legitimar toda su política socioeconómica hasta la fecha y por un tiempo en adelante más que generoso. Así, el señor Arenas ya se apresuró a felicitarse como partido por un pacto de pensiones que soluciona muchos más problemas al PP que a los pensionistas presentes y futuros.

Tenemos, pues, al PP como producto base. Por otra parte, el señor Cuevas, encantado con la firma, con las diferencias sindicales, con las cuentas de resultados, en fin, a tope, mezclándose para que el ungüento pique. Por último, el tercer ingrediente, aportando las dosis de esencias sindicales que, maceradas con el resto de elementos, ofrecerá al mejunje aspecto de credibilidad mediática.

Por si acaso, lean las instrucciones detenidamente, aléjenlo de los niños y consulten a su médico, ¿o no, doctor Fidalgo?

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 12 de abril de 2001