En reiteradas ocasiones he denunciado la suciedad que se acumula en la zona en la que vivo, la comprendida entre la plaza de Legazpi y el parque Tierno Galván. Haciendo un pequeño recorrido por la zona nos podemos encontrar:
1. Todas las calles llenas de excrementos de perros, según una respuesta que envió la Junta Municipal de Arganzuela, por culpa de los dueños que no cumplen las ordenanzas, porque: 'Sus conductores se cuidarán de que depositen sus deyecciones en los lugares apropiados y siempre alejados de los de ubicación de juegos infantiles, zonas de niños, etcétera. El propietario del perro será responsable de su comportamiento, de acuerdo con la normativa aplicable'. El entrecomillado es copia del texto de la junta municipal. Supongo que además de que los dueños se preocupen de las caquitas de los perros, el Ayuntamiento tendrá que limpiar algo.
2. El parque, situado en la esquina de las calles del Hierro y Granito, es toda una maravilla: las papeleras se vacían solas, según se van llenando se cae la basura al suelo; lástima que nadie la recoja del suelo; ¿lo tendrán que hacer los dueños de la basura, como las caquitas de los perros? Las partes de hierba no han visto una podadora desde que se abrió; en breve habremos ganado un área selvática en el centro de Madrid. Felicidades al Ayuntamiento por su preocupación por el medio ambiente.
3. Las barredoras se quedan en la calle del Plomo; más arriba debe de ser otro país; nunca se limpia, ¿o es que los empleados de la limpieza se quedan tomando una cerveza en la Subinspección de Tráfico número 2? Por cierto, ¿cómo se puede vender alcohol en un sitio donde los trabajadores llevan pistola?
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 16 de abril de 2001