Tras cinco años, todavía no está resuelto en el CAP Tarragonès el disparate de que invariablemente son programadas mayor cantidad de visitas que las preestablecidas como número máximo (de por sí excesivo). Con ello, todavía se merma más el escaso tiempo que puede dedicarse a cada paciente. ¿Será porque a la dirección le gusta diariamente contradecirse o porque sus innovaciones le desbordaron desde el inicio por su desacierto? La continuada incoherencia, ¿está en consonancia con una buena gestión? Cuando se pasa consulta, aglomeración, prisas y desorden son el mejor pasaporte hacia la equivocación.
Es evidente el interesado error en que incurre la dirección al fijar como premisa que desde hace cinco años no aumenta la población con derecho a asistencia. La realidad es que la cifra de afiliaciones a la Seguridad Social crece continuamente. Como no son contratados más facultativos, las consecuencias son tangibles.
Como mal menor, únicamente se pide que se programe de modo previsor para que las visitas a realizar nunca superen el número máximo que estipuló la propia dirección. No parece el número idóneo, pero por lo menos tendría apariencia de formalidad el que llegase a un acuerdo consigo misma.
Sería una novedad que alguna vez se nos tuviese en cuenta a los trabajadores en la toma de decisiones. Prueben. A lo mejor se sorprenderían al comprobar que, atendiendo las pautas dimanadas de nuestra experiencia, se pueden evitar muchos errores.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 17 de abril de 2001