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OPINIÓN DEL LECTOR

El prestigio de CC OO

Tiempos lejanos en los que me afilié a CC OO, con 24 años. En la actualidad tengo 38 y he visto estos años a Santi Bengoa y a su equipo convertir a CC OO de Euskadi en lo que era hasta el 23 de junio pasado: un sindicato de prestigio sin etiquetas políticas y que contaba con sus afiliados.

Aquel 23 de junio pude comprobar cómo renovación, en vez de esperanza, significó vacío y orfandad. El devenir no ha hecho otra cosa que confirmar mis sospechas. Si el intento de acercamiento a ELA pasa por el alejamiento a la fidelidad escrupulosa a la pluralidad ideológica que reinaba en CC OO, me parece una elección perversa que renuncia lo que siempre ha defendido nuestro sindicato: el derecho a la libertad de las personas, necesaria como el aire para respirar.

Hoy somos muchos los asfixiados a los que nos falta el aire y la libertad en Euskadi y la dirección de nuestro sindicato no puede mirar hacia otro lado. Me resultaría terrible que el día de mañana mi hijo y otros que como él se consideran 'del sindicato' desde que nacieron tengan para sí la difícil tarea de volver a convertir el sindicato en lo que fue.

Puestos a elegir, como vivo en un país libre (en lo que cabe), soy libre para quedarme con los que perdieron oficialmente aquel congreso. Me quedo, como entonces, con Bengoa, Garatea, Paco Blanco, porque perder, lo que se dice perder, el congreso lo perdimos todos, aunque Onaindi y compañía aún no se hayan dado cuenta.-

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 17 de abril de 2001