Fuera de la Liga -a 14 puntos del Madrid- y de Europa, al Barça se le reducen los objetivos a dos: una plaza para la Liga de Campeones y la Copa del Rey, un título menor que maquillaría un año nefasto. Joan Gaspart, el presidente, se reunió ayer por la tarde durante media hora con la plantilla y después en solitario con el técnico, Llorenç Serra Ferrer. 'Los jugadores están decepcionados, pero les he instado a pasar página y a hacer un esfuerzo adicional en la Liga', dijo Gaspart; 'tenemos que clasificarnos de forma cómoda para la Liga de Campeones'.
No habló entonces de saldar deudas. Pero, por la mañana, Gaspart, que acudió a la presentación del libro Toda la verdad sobre el caso Figo, editado por El Mundo Deportivo, fue más crítico: 'Estamos tristes, pero no desesperados. El equipo está en deuda con la afición y espero que lo pague con un esfuerzo mucho más intenso. Tiene que lograr que la afición vuelva a creer en él. La primera alegría debe darla en Pamplona'.
La situación es tan crítica como la vivida en diciembre de 1998, cuando el entonces presidente Josep Lluís Núñez, en contra de la junta, dio una última oportunidad a Louis van Gaal, que la aprovechó ganando en Valladolid. Serra Ferrer se jugará el puesto en Pamplona. Pero la paciencia se ha acabado: los golpes de efecto servirían de poco. El millar de seguidores que fue ilusionado a Anfield lanzó contra la junta el grito de guerra de 'Johan, Johan', por Cruyff; el síntoma inequívoco de la crisis. 'Entiendo que un sector de la afición esté decepcionado y que aluda a una figura que dio muchas alegrías al club', dijo Gaspart, 'pero también hay algún que otro problema'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 21 de abril de 2001