Mi carta es una más para protestar por la exhibición de prostitución en la Casa de Campo. Hay un absoluto desinterés por parte de las autoridades, que ven cómo un problema no resuelto en otros barrios se ha adueñado de esa zona que era de descanso y convivencia para las familias madrileñas.
Contrasta esa actitud con la que se emplea en el mismo recinto de la Casa de Campo para perseguir a los conductores que exceden de los 40 km/h, mediante coches camuflados con parejas de policías municipales. Es sorprendente.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 21 de abril de 2001