Los docentes venimos denunciando desde hace años, el deterioro que está sufriendo nuestro trabajo en las aulas por varios motivos, pero hoy me voy a referir a la falta de respeto y a la violencia de algunos de nuestros alumnos.
Hace unos días me contaba un amigo, catedrático de Inglés de un centro de Sevilla, que unos alumnos habían tirado el tabique de la clase a patadas. Que todos sus alumnos de 3º y 4º de ESO, no tienen ningún material para trabajar (libros, cuadernos...) aparte de que no tienen interés por aprender nada. El nivel de conocimientos es cero.
El principal trabajo que tenemos que realizar es estar todo el día luchando por intentar que los alumnos se centren en el trabajo y en guardar la disciplina en la clase. Otro compañero (interino) me contaba que llevaba una temporada enfermo, y al preguntarle que le ocurría, me decía que tenía crisis de ansiedad. Estos no son hechos aislados, cada uno podíamos escribir un libro.
Seguramente esta problemática se ha escapado de las manos en muchos centros y los docentes tienen que luchar día a día por sobrevivir. Muy pronto, encontraremos lo que ha ocurrido en otros países europeos: nadie quiere ser maestro.
Mientras tanto, nuestra Consejera de Educación sigue echando balones fuera, diciendo que estos problemas son casos aislados y que por supuesto todo está controlado.
Es el momento de la 'Calidad en la Enseñanza'. Hubo un tiempo que el objetivo era llevar la educación a todos, eso ya se ha conseguido. Ahora es el momento de dotar a los centros de más recursos, humanos en primer lugar (aumentar las plantillas, reducción de horas lectivas...). Es una barbaridad que sigan existiendo aulas en ESO con 30 alumnos y más si entre ellos hay alumnos problemáticos. Si queremos calidad, el número de alumnos por clase tiene que ser reducido drásticamente. Tendremos que aprender de otras comunidades y buscar alternativas para esos alumnos de ESO que no tienen interés por las materias.
La LOGSE, partiendo que es una buena ley, siempre que se dote de los recursos y formación necesarios, pecó de ingenuidad, al querer dar 'café para todos'.
Todos los docentes, pedimos que se dignifique nuestro trabajo, que se vuelva a dar a los maestros el prestigio que tuvo su trabajo antaño y que se dote de más recursos a la enseñanza pública y a la enseñanza concertada.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 23 de abril de 2001