Hasta ahora sólo conocíamos a Palermo. Ayer apareció El Loco, el apodo que le colgaron en Argentina por acciones como las de ayer. Primero, su discreta actuación; después, el gol; más tarde, un gesto obsceno hacia alguien del público que le recriminó un fallo; y finalmente, su expulsión por marcar con la mano. Ése es, efectivamente, el Loco Palermo, que no está contento con su juego y que simbolizó su frustración en la expulsión final con un cabreo terrible. La estrella argentina no está a la altura de su alegre y atractivo equipo, que ayer se quedó con las ganas de rematar a un Mallorca muy limitado por las bajas. Claro que a Luis Aragonés siempre le queda un as en la manga. Ayer fueron sus dos puntas suplentes, Carlos y Güiza, quienes metieron a su equipo en harina el tiempo justo para empatar.
VILLARREAL 2| MALLORCA 2
Villarreal: López Vallejo; Xavi Roca, Quique Álvarez, Berruet, Arruabarrena; Schelotto (Galván, m. 77), Amor, Xabi Gracia (Jaime, m. 79), Calleja (Craioveanu, m. 77); Víctor y Palermo. Mallorca: Leo Franco (Miki, m. 21); Olaizola, F. Niño, Nadal, M. Soler; Novo, Marcos, Ibagaza, Carreras; Luque (Carlos, m. 50) y Biagini (Güiza, m. 50). Goles: 1-0. M. 31. Palermo, a centro de Víctor. 2-0. M. 36. Magnífica pared entre Calleja y Víctor que remata este último. 2-1. M. 51. Carreras cabecea un córner de Ibagaza. 2-2. M. 74. Contragolpe de Carlos y remate de Güiza. Árbitro: Pérez Lasa. Expulsó a Palermo (m. 90) por doble tarjeta amarilla y amonestó a Olaizola, Marcos, Quique Álvarez, Nadal y Carreras. Unos 17.000 espectadores en El Madrigal.
Al dictado de un notable Amor, el Villarreal le dio sopas con onda en el primer tiempo a un Mallorca especulativo. ¡Qué gran centrocampista, Amor! Después de tantos años en la cúspide del Dream Team, ahora ha vuelto a la Liga para darle sentido colectivo al Villarreal.
Es de agradecer la apuesta valiente de Víctor Muñoz, que ha hecho pasar una temporada estupenda a su gente. En esa idea se encuentra más que nadie el delantero Víctor, con sus fintas, sus pases y su verticalidad. Una fiesta a la que se unió Calleja, que entró por el callejón del 10 con asiduidad. Entre ambos fabricaron un gol excelente: una pared vertiginosa en la que Calleja apuró hasta la línea de fondo para servir en bandeja a Víctor. En su propuesta conservadora, el Mallorca se topó con la lesión de Leo Franco. Su sustituto, el novato Miki, encajó los dos goles.
Ante la esterilidad de sus dos delanteros (Luque y Biagini), Luis dio entrada a Carlos y Güiza, uno de los talentos que anuncian desde abajo con más fuerza. Los cambios incentivaron al Mallorca, que marcó de inmediato con un cabezazo de Carreras. El partido se abrió e Ibagaza entró en calor. Así, Carlos serpenteó dentro del área, le hizo varios nudos a Quique Álvarez y a su centro al segundo palo llegó justito Güiza, que empató. La cosa se emperró para el Villarreal y Palermo acabó expulsado por tratar de emular a Maradona con la mano de Dios. Pero Pérez Lasa sí vio a Palermo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 23 de abril de 2001