El puente de la avenida de Benicàssim de Castellón se construyó para evitar el cruce de vehículos por las vías del ferrocarril. Una vez enterrado el trazado ferroviario, su finalidad se perdió y se convirtió en un obstáculo para la fluidez del tráfico. Así, ayer comenzó la demolición de este puente por el que diariamente circulaban todos los vehículos que entraban o salían de la capital de La Plana por el norte. El proyecto final de la obra, que asciende a 62 millones de pesetas, contempla la construcción de cuatro carriles, dos por cada sentido.
Las obras de demolición comenzaron sobre las ocho de la mañana de ayer por cada uno de los extremos del puente, frente al estadio Castalia y el Hospital General. Los trabajos se prolongarán durante más de dos meses, en los que el tráfico habrá de desviarse por un vía alternativa. Tanto en el caso de la salida como en el de entrada a Castellón, los coches circularán por el barrio de Casas de la Breva para retomar la avenida Benicàssim en uno de sus extremos.
La empresa encargada de la demolición del puente tiene diez días para llevar a cabo este trabajo. Posteriormente, será Lubasa la empresa que, según la adjudicación, deberá proceder a la urbanización. Para ello se ha previsto la construcción de un rotonda provisional.
Sin embargo, ésta no será la definitiva ya que, según el concejal de Tráfico, Carlos Tovar, el proyecto establece una glorieta de mayor tamaño y mayor capacidad que distribuirá el tráfico y que estará situada en el lugar donde, hasta ahora, se encontraba ubicado el puente. Las obras han de estar finalizadas en julio, fecha en que se incrementan las entradas y salidas por el acceso norte de la ciudad.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 24 de abril de 2001