Los transportes urbanos estuvieron ayer prácticamente paralizados en una cincuentena de ciudades francesas -entre las que estaban todos los grandes centros urbanos, salvo París- a causa de una huelga de los conductores, que exigen que se les reconozca el derecho de jubilarse anticipadamente a los 55 años, como ya hacen sus compañeros de la capital francesa. Se trata de la tercera jornada de protesta esta primavera en las empresas de transporte público de Francia.
En Lyón, segunda ciudad del país, sólo funcionaba la línea automática del metro (que no necesita conductor), ya que estaba paralizada la red de tranvía, los autobuses, así como las otras líneas de metro, informó la empresa de transportes. Esa situación provocó serios problemas de tráfico a las entradas de la ciudad, donde se crearon kilómetros de retenciones.
En Marsella (sureste), en torno al 95% de los empleados de la compañía de transportes metropolitanos respondió a la convocatoria de los sindicatos y sólo circulaba 'una decena de vehículos', indicó la compañía. El parón era total en Estrasburgo (noreste), ya que no circulaba ningún autobús ni tranvía. La situación era de parálisis casi completa en ciudades como Montpellier (sur), Nimes (sureste), Brest o Mulhouse (noreste).
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 24 de abril de 2001