Después de más de año y medio de intensa restauración, Caja Navarra ha presentado en su sala de arte de Castillo de Maya, sita en Pamplona, una extensa muestra de cuadros del pintor valenciano Antonio Muñoz Degraín (Valencia, 1840-Málaga, 1924), en la que se recoge la fantástica y al tiempo irreal visión paisajística de uno de los más renombrados creadores del simbolismo español.
No ha sido fácil colgar de las paredes de la galería navarra los 14 óleos de gran tamaño de la última época creativa de Muñoz Degraín, la de su plena madurez como paisajista del romanticismo fantástico.
Depositados en el museo valenciano San Pius V, en régimen de cesión por parte del Museo del Prado, el comisariado de Caja Navarra tuvo que vencer la dura resistencia de restauradores y responsables artísticos de la Comunidad Valenciana, que no han visto con buenos ojos la salida de los cuadros de su ámbito de control, aunque, tras supervisar el proceso de restauración de las telas, dieron su aprobación a una exposición que es casi un reestreno del arte de Muñoz.
Esfuerzo de la Generalitat
'Hay que agradecer expresamente a la Generalitat valenciana su esfuerzo', indicó el comisario de la exposición, Fernando Francés, el día de la presentación. 'Muchos han asegurado que es la última vez que estos cuadros salen de Valencia y ello incrementa el interés mismo de la exposición', añadió Francés,quien, en la búsqueda de obras del artista valenciano, encontró telas de Muñoz en lamentable estado de conservación.
Los lienzos escogidos de Antonio Muñoz Degraín reflejan a la perfección las líneas discursivas del simbolismo pictórico que bebió en las fuentes tanto del naturalismo realista como del romanticismo.
Son óleos de madurez de un artista que recorrió todas las riberas del Mediterráneo y que, pese a su ateísmo confeso, nunca ocultó sus preocupaciones teosóficas. Tierra Santa y sus paisajes irreales se exhiben ahora en Pamplona. Telas como En Magdala o La gruta de los profetas reflejan a la perfección las evocaciones históricas y legendarias de un Antonio Muñoz que practicó el orientalismo costumbrista y usó simultáneamente el tenebrismo y el color como recursos expresivos fundamentales.
Discípulo del célebre paisajista Carlos de Haes, se convirtió en docente de la Escuela de Bellas Artes de Málaga. Por avatares de la historia, Muñoz Degraín tuvo como alumno a un jovencísimo Pablo Picasso. Cultivó la pintura de género e historia, lo que le granjeó un enorme éxito en círculos oficiales, si bien su pintura derivó después hacia un paisajismo muy subjetivo con unas marcadas influencias del simbolismo europeo y fuerte impregnación literaria. Como destacaron al presentar la muestra los responsables de la Fundación Caja Navarra, ésta puede ser la última ocasión (hasta el próximo 27 de mayo) de contemplar fuera de Valencia las diagonales constructivas del paisajismo simbólico de uno de los más destacables y sugerentes creadores españoles del siglo XIX.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 27 de abril de 2001