Señor alcalde de Sevilla, miembros sevillanos de ANPBA (Asociación Nacional para la Protección y el Bienestar de los Animales) nos han informado que se está instalando un carrusel de ponis en el recinto ferial del parque de atracciones, con motivo de la Feria de Sevilla.
Como usted sabe, los ponis no son inanimados caballos de cartón-piedra que suben y bajan en un tiovivo. Se trata de seres sensibles y sufrientes, atados a una noria y obligados a dar vueltas una y otra vez, convirtiéndolos en auténticos esclavos, víctimas de gran agotamiento físico e intensa frustración psicológica, lo que conlleva un estrés inimaginable.
Todo ello convierte en un calvario las vidas de estos caballos y en un verdadero abuso su utilización, una violación de los derechos que a estos animales les son reconocidos en el Protocolo sobre Protección y Bienestar de los Animales, anexo al Tratado de Amsterdam, en vigor desde el 1 de mayo de 1999 y de obligado cumplimiento en España como miembro de la UE.
La responsabilidad ética y la sensibilidad moral de la sociedad actual hacen conveniente dar un paso adelante en la humanización del trato que reciben los animales.
Por todo ello, solicito en nombre de los miembros sevillanos de ANPBA y del trato humanitario que debemos a los animales como seres sensibles, que tenga a bien dar las órdenes oportunas para que se impide la puesta en marcha de ese barraca anacrónica y tercermundista en un lugar tan turístico y maravilloso como es el parque de atracciones hispalense.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 28 de abril de 2001