Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
CARTAS AL DIRECTOR

¡Botarate!, en el mapa puedes leer

La m con la a, ma. La p con la a, pa. Y desde entonces hasta ahora hemos visto cientos de mapas y mundos diferentes. Esos pequeños símbolos se unían misteriosamente para encantar el inocente pensamiento. Así conocimos la magia de las letras y las palabras: la presencia de ideas, seres y objetos invisibles. Leímos cuentos para niños y cómics con grandes bocadillos llenos de letras. ¡Botarate!, gritaba Haddock, y corriendo buscábamos en el libro más mágico de todos, el diccionario. Luego hubo más libros, y más palabras y dudas para buscar en el diccionario, extrañas o prohibidas o sin solución, mapas de continentes apenas explorados. Y por muchos caminos hemos llegado al reino de la lectura, hemos leído poemas y novelas inolvidables, periódicos con noticias de interés o sin el anuncio esperado, revistas con suculentos reportajes en la antesala del dentista, instrucciones para hacer la declaración de la renta, carteles e indicaciones de un camión imposible de adelantar, y cientos de mensajes escritos que nuestro mágico poder ha descifrado automáticamente. Pero ha sido la literatura, la recreación del poder de las palabras que han escrito algunos lectores inmortales, la que nos ha descubierto otros mundos. La literatura nos ha mostrado el mapa y hemos conocido otros lugares y vidas que ya siempre están ahí, en cada uno de nosotros, para verlos y vernos mejor y más claramente en nuestra realidad. Los libros dan más vidas para ver mejor la realidad. Si tienes el mapa, busca el tesoro, ¡no seas botarate!-

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 30 de abril de 2001