El sábado 21 de abril el conseller en cap de la Generalitat, Artur Mas, visitó la Terra Alta. Qué coincidencia, ahora entiendo por qué los carteles de señalización del consejo comarcal se instalaron a toda prisa en los días anteriores.
¿Para qué sirvió la visita del conseller? Me gustaría saber qué le han contado los cachorros de la JNC sobre las centrales eólicas que quieren construir en el maravilloso paisaje de la Fontcalda, qué le han explicado a propósito del embalse, previsto en el PHN, del río Canaletes que sumergirá todo el valle, lo cual implica suprimir el santuario de la Fontcalda, lugar de tradición y devoción casi milenarias. ¿Existe mejor lugar para el diálogo que uno de los lugares afectados por la política de desarrollo de la Generalitat? Habría estado muy bien que el conseller hubiera convocado a la plataforma de la Terra Alta para enseñar a los jóvenes de su partido cómo hay que hacer las cosas, hablando con la gente cuando hay un malestar general evidente. Pero no fue así.
Sólo espero que el paisaje de la Fontcalda le hay hecho reflexionar, señor Mas, y que haga lo posible por salvarlo. Lamento no habérselo podido decir en persona y haber tenido que recurrir a la prensa.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 1 de mayo de 2001