Lo de la pesca parece que no tiene remedio: Marruecos dijo que no firmaba un acuerdo que le parecía desventajoso; la Unión Europea contestó que el precio a pagar era muy alto; Aznar y su ministro Arias Cañete, asintieron, y Chaves y Plata, por el gobierno andaluz, parecen tener las manos atadas. ¿Punto y final para una tradición de siglos? Helados nos hemos quedado quienes de una u otra forma vivimos de la pesca. Congelados se van a quedar los consumidores. Todos salimos perdiendo. ¿No hay soluciones? ¿Para qué pagamos el sueldo de nuestros políticos, para que nos manden el paro?
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 2 de mayo de 2001