El aeropuerto de El Prat comenzó ayer una de las actuaciones que con el crecimiento que se está registrando en los últimos años se había convertido en una necesidad urgente: la de nuevos espacios para que los usuarios puedan estacionar sus vehículos. Se trata de las obras de un nuevo edificio, que tendrá cuatro plantas de altura y una capacidad para 2.268 plazas, de las que medio centenar estarán destinadas a vehículos para personas con movilidad reducida. Esta nueva zona de aparcamiento estará situada frente a la terminal C, de la que parten los vuelos de puente aéreo entre Barcelona y Madrid. El edificio estará unido a esta terminal mediante una pasarela situada en la segunda planta.
Las obras durarán aproximadamente un año, según el calendario previsto por Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA), el organismo adscrito al Ministerio de Fomento que gestiona los aeropuertos. Durante la ejecución del proyecto, unas 750 plazas del actual aparcamiento en superficie quedarán fuera de servicio. Sin embargo, podrá utilizarse el aparcamiento provisional del puente aéreo, situado en las cercanías de la terminal.
El presupuesto global de las obras asciende a 9.145 millones de pesetas. El consorcio al que se ha adjudicado su gestión por un espacio de siete años está formado por ACESA, ACS, Saba, RACC y GPA. Estas actuaciones en materia de aparcamiento se completarán a finales de año con la construcción de un nuevo aparcamiento en altura frente a la terminal A.
Por otra parte, la Sociedad Municipal de Aparcamientos (SMASSA) colocó ayer la primera piedra del que será su 50º aparcamiento en la ciudad de Barcelona. Estará situado en la avenida de Josep Tarradellas, en la confluencia con la calle de Nicaragua, y tendrá un coste de 500 millones. El aparcamiento, de tres plantas subterráneas, tendrá una capacidad para 322 plazas de coches y 13 de motocicletas. SMASSA lleva 18 años funcionando y ha pasado de 1.955 plazas en 1985 a un total de 16.450 actualmente en funcionamiento, de acuerdo con datos de la compañía. Precisamente, la liquidez de SMASSA ha provocado la ampliación de su objeto social: ya gestiona el Tibidabo y ahora promoverá el hotel de Miramar.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 3 de mayo de 2001