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Zaplana y el modelo Lucas

Eduardo Zaplana arrebató la presidencia de la Generalitat Valenciana a Joan Lerma en mayo de 1995 apelando a la necesidad de airear el ambiente en unas instituciones enrarecidas después de 12 años de amplías mayorías socialistas. Y asumió un compromiso firme en el acto de proclamación de su candidatura: 'No permanecer más de ocho años como presidente de la Generalitat'. Pero el tiempo vuela, la máquina del partido está diseñada para ganar elecciones y Zaplana sigue siendo el mejor activo del PP en la Comunidad Valenciana. A dos años de las autonómicas, Zaplana no tiene recambio. Los jóvenes que se perfilan como posibles herederos carecen de proyección y las cábalas sobre su sucesión no van más allá de un debate entre especialistas.

Javier Arenas, consciente de la situación, aprovechó una visita a Alicante para ejercer como secretario general. Y dijo: El futuro político del presidente de la Generalitat se decidirá 'en otoño de 2002, en función de la posición personal de Zaplana y de los intereses del PP'.

La agenda del secretario general prevé un congreso regional del PP en la Comunidad Valenciana en torno a esas fechas. Pero Zaplana mide los tiempos instalado en una amplia mayoría absoluta desde la que ejerce un creciente poder territorial. La aseveración de Arenas en Alicante contribuyó a deteriorar su tensa relación personal con Zaplana.

El presidente valenciano esquiva cualquier comentario sobre su futuro y reitera que su responsabilidad presente satisface toda su ambición política. Sin embargo, sus colaboradores detectan que la mera gestión al frente del gobierno autonómico no es suficiente para un animal político como Zaplana. Pero barajan una salida que conciliaría los intereses del barón y de la máquina del partido. Zaplana cedería a la presión para repetir como candidato en mayo de 2003 si se le garantizara un rápido salto al Gobierno central. Cubrir la vacante que dejaría en Madrid el candidato del PP en la elecciones catalanas previstas para otoño de 2003 sería la mejor opción.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 3 de mayo de 2001