Sólo dos de los nueve toros que presentó el ganadero Jaime Guardiola para ser lidiados en la corrida de hoy pasaron ayer por la mañana el reconocimiento veterinario.
Según personal de la plaza que vio los animales, el encierro venía muy desigual de trapío, aunque aseguraron que no fueron esas carencias las únicas que provocaron el rechazo.
Durante la semana, tanto el ganadero como uno de los toreros anunciados para matar la corrida, Javier Castaño, habían alabado la presentación de la misma.
Guardiola trajo nuevos toros por la tarde para ser reconocidos pero, al cierre de esta edición, aún no se conocía cómo iba a ser completada la corrida, si con esas reses o con otras de hierros diferentes.
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Por otra parte, la lluvia, que llevaba varios días amenazando el desarrollo de los festejos, deslució el de ayer.
Una gran tromba de agua empezó a caer cuando Enrique Ponce iba a matar al quinto toro. Una vez muerto el animal, mucha gente, calada hasta los huesos, abandonó los tendidos, que quedaron muy despoblados para asistir a la faena de El Juli al sexto.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 4 de mayo de 2001