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CIENCIA

Críticas a la creación de bebés con genes de dos madres

El director científico del Instituto de Medicina Reproductiva de Saint Barnabas, en Nueva Jersey, Jacques Cohen, negó el viernes haber creado niños genéticamente modificados ante las críticas suscitadas en la comunidad científica por el tratamiento de fertilización experimentado por su centro que ha permitido el nacimiento de 15 bebés con material genético de dos madres y de un padre.

Según Cohen, el Instituto Saint Barnabas ha sido el primer centro que ha utilizado esta técnica de fertilización anunciada el viernes en la revista especializada Human Reproduction, pero no el único. Además de los 15 bebés nacidos desde que su centro comenzó el programa en 1997 -el mayor de los cuales va a cumplir este mes cuatro años-, el nuevo tratamiento contra la esterilidad femenina puesto a punto por su equipo ya ha sido aplicado con éxito en otros institutos de fertilización, incluso fuera de EE UU, contribuyendo al nacimiento de otros 15 niños.

Para Cohen, los comentarios que han puesto en entredicho el carácter ético de esta técnica se deben a la mala interpretación de un editorial publicado sobre el tema en el Human Reproduction en el que se aseguraba que el ensayo del Saint Barnabas constituye 'el primer caso de modificación genética de la línea germinal que ha resultado en el nacimiento de niños normales y sanos'.

'El editorial está escrito de forma que suscite la polémica, y ello era sin duda la intención de la revista', añadió Cohen al asegurar que otros comentarios periodísticos habían contribuido a crear un error al sacar de contexto la polémica frase del editorial. '¿Hemos modificado los genes (de esos niños)? ¿Hemos modificado su ADN y su genoma? La respuesta es no', concluyó el investigador tajante. Los científicos inyectaron en el óvulo de madres infértiles genes mitocondriales de una donante. Los niños, además de los 30.000 genes de su padre y de su madre, llevan también decenas de la donante. Se trata de un cambio genético en la línea germinal que se transmitirá hereditariamente. 'No creo que esto sea errado. Esos niños no habrían nacido si no hubiéramos hecho esto', se defendió Cohen. 'Estas noticias deberían alegrar a quienes celebran la llegada de nuevas vidas. Como también preocupar sobre el uso de tecnología reprogenética en la creación de bebés, han comentado en la revista Science Erik Parens, del Hastings Center (Nueva York), y Eric Juengst, del Centro para la Ética Biomédica de la Universidad de Cliveland.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 6 de mayo de 2001