La calle de Bravo Murillo, en el distrito de Tetuán, una de las más colapsadas de la ciudad, presentaba ayer un panorama totalmente distinto al habitual. Los atascos de coches se acabaron por unas horas y miles de niños, acompañados por sus padres, disfrutaron de un improvisado parque infantil situado en el asfalto. Hasta el alcalde, José María Álvarez del Manzano, quiso ayer combinar su faceta de autoridad municipal con la de abuelo, y se llevó a la fiesta a su nieto, Josesito.
Circuitos de minimotos, pistas de tenis y castillos hinchables hicieron las delicias de los chavales desde la plaza de Castilla hasta la de la Remonta. El motivo de la fiesta, conmemorar el Día del Niño 2001 de Tetuán, en el que no sólo participaron pequeños de este distrito, sino de toda la ciudad. Los organizadores calculan que pasaron por el improvisado parque 500.000 personas, que disfrutaron de las cuatro zonas de ocio en las que se dividió la fiesta.
En la recreativa había atracciones hinchables, toros mecánicos y pistas de karts; en la cultural se podía aprender educación vial; la deportiva permitía practicar desde el tenis hasta el golf o la esgrima, y por último, en la institucional, bomberos, policías municipales y miembros del Samur realizaron actividades para mostrar a los chavales cómo se desarrolla su trabajo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 7 de mayo de 2001