Tengo 23 años y soy alavesa, vasca y española. ¿Por qué con el actual gobierno vasco estas palabras suenan excluyentes? Parece que no se puede ser todo a la vez. Mis orígenes están aquí, en Euskal-Herria y cumplo el requisito de ser RH negativo, ¿Por qué me siento discriminada?, ¿Por qué parece que mi opción no tiene cabida en el proyecto de Euskadi de los peneuvistas? La respuesta es sencilla, no puedo sentirme tan vasca como ellos simplemente porque no les doy mi voto.
Por eso, hoy por hoy, cuando el miedo se intuye en muchas calles de Euskal-Herria, las personas como yo, que desean poder hablar de política en voz alta como se puede hablar de los planes para el fin de semana o de la lista de la compra que tengo que hacer para el lunes, deberíamos demostrar en las urnas que queremos un cambio y votar a los partidos constitucionalistas. Sólamente así podré decir con orgullo y sin miedo a miradas aviesas que me siento alavesa, vasca y española.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 7 de mayo de 2001