'Lo que debemos hacer es ordenar con sentido común el fenómeno de la inmigración. La prioridad consiste en fomentar los hábitos de legalidad. Que los inmigrantes sean conscientes de que su única posibilidad de integración consiste en la legalidad de su situación. Las otras dos cuestiones que se me plantean están en un plano secundario. Todo ello como cuestión de principio. Luego, naturalmente, España tiene obligaciones históricas con aquellos países que forman con nosotros una cultura común. Y en ese sentido puede darse un tratamiento singular a los originarios de esos países. No se trata de priorizar a los que hablen una determinada lengua o profesen una determinada religión, sino de que la sociedad sepa cumplir con determinadas obligaciones históricas'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 8 de mayo de 2001