Leo en el El Espectador del 22 de abril 'El tiempo frío de los perdedores', y quiero darle las gracias a Moncho Armendáriz por la película Silencio roto..., será como un presente para los descendientes de aquellos hombres y mujeres que lucharon en una batalla tan romántica como perdida de antemano, y en la que tantos dejaron la vida. Uno fue mi padre, abatido en Palas de Rey (Lugo), en febrero del 46; era un guerrillero, luchó y perdió. Mi madre murió cinco años más tarde, después de peregrinar por varias cárceles; tenía 32 años. Su único delito fue tener unas ideas y amar a un proscrito. Nunca entendí su muerte.
Durante muchos años hubo un largo silencio con respecto al maquis, pero la llegada de la democracia contribuyó a romperlo. Quizás existió un pacto previo por silenciar una parte de nuestra historia. Agradezco, desde lo más profundo de mi corazón, cualquier hecho para reivindicar su memoria.Por último, constatar que Manuel Gutiérrez Aragón fue el primero que abordó el tema del maquis con la película En el corazón del bosque (1978).-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 8 de mayo de 2001