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Crítica:CLÁSICA

Tres españoles y Beethoven

Los programas que confecciona José Ramón Encinar huyen de lo convencional hasta el riesgo. Montar bien el Concierto en sol, de Beethoven; el salmo De profundis, de Esplá; la Obertura festiva, de Rodolfo Halffter; y Tránsito, de Gonzalo de Olavide, requiere no sólo la capacidad de análisis y la experiencia que posee Encinar, sino también una cuota de ensayos que difícilmente se da. Se advirtió en el Concierto número 4, de Beethoven, en el que pareció que Eldar Nebolsin tenía una concepción y el maestro madrileño otra. Sin embargo, todos admiramos la belleza de sonido del pianista. Limpia, clara, de pulcra escritura y moderado españolismo, nos llegó la Obertura festiva del Halffter de España y América. Y ganando con el paso del tiempo, la partitura escrita por Óscar Esplá para Cuenca, el salmo De profundis. Brilla una sensibilidad que persigue y atrapa continuamente la belleza. Encinar, los solistas Jiménez, Menxaka, Farham y Fresán con el Coro y Orquesta de la Comunidad hicieron un trabajo excelente y el éxito rubricó la versión. Al final, Gonzalo de Olavide volvió con su transido Tránsito, casi un gran bloque sonoro hecho de multiplicidad lineal y compleja y verticalidad pulsante. ¿Qué hacía Beethoven en este programa? Casi nada: avalar históricamente que 'a partir de él, la música se escribe sin pensar en satisfacer otra voluntad que la propia', como anota Juan Carlos Paz.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 9 de mayo de 2001