Los colaboradores de Zaplana barajaban tres escenarios posibles relativos a la sucesión del presidente. El óptimo sería su renuncia de acuerdo con el compromiso de permanecer en el cargo un máximo de dos mandatos que asumió Zaplana cuando sólo era candidato. El pésimo sería verse abocado a repetir como candidato si surgieran dificultades domésticas en el partido a la hora de designar al sucesor. El tercero en discordia sería resultado de una presión sostenida desde Madrid para que repita. Y ése es el caso.
La escasa proyección pública de los posibles sucesores del presidente -Rita Barberá es la única excepción- y su creciente popularidad y consideración de acuerdo con los sondeos que maneja el partido abocan al presidente a desdecirse y a repetir como aspirante a la Generalitat.
Pero, además, Aznar parece dispuesto a encomendar a varios de sus ministros un papel de primera fila en las próximas elecciones autonómicas. Jaime Mayor Oreja, ex ministro de Interior, ha sido el primer sacrificado como emisario en el País Vasco. Pero pueden seguir sus pasos Josep Piqué, en Cataluña; Francisco Álvarez Cascos, en Asturias; Jaume Matas, en Baleares; o, incluso, Rodrigo Rato, como candidato a la alcaldía de Madrid.
Envueltos en semejante clima, '¿cómo vamos a decir que no?', se pregunta un colaborador de Zaplana, que admite que las probabilidades de que el presidente repita como candidato han pasado 'de un 10 a un 50%'.
Una fuente de la ejecutiva nacional del PP sugiere que el anuncio oficial se producirá el próximo mes de octubre, pero desde la Comunidad Valenciana se intenta retrasar cualquier mención al respecto al menos hasta el próximo congreso nacional del PP, previsto para enero, para revestir el anuncio entre otros muchos movimientos de partido.
Alejandro Font de Mora, portavoz del PP, alimentó el debate sobre la próxima candidatura de Zaplana cuando deslizó ayer desde la tribuna de las Cortes: 'Eduardo Zaplana es el presidente de la Generalitat que más ha comparecido ante esta Cámara, el que más comparece y el que, por la voluntad del electorado y si Dios quiere, más comparecerá'. Font de Mora fue traicionado por su inconsciente y atribuyó el lapsus exclusivamente a su voluntad de remachar la figura retórica.
Pero la socialista Cristina Moreno celebró el despiste como una auténtica 'revelación' sobre el futuro del presidente de la Generalitat.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 11 de mayo de 2001