Más de un centenar de mujeres de Venezuela y Colombia trabajaban como prostitutas para un entramado de clubes en cinco provincias que tenía su sede en Córdoba y cuyos responsables les amenazaban y obligaban a pagar un millón de pesetas cada una con innumerables coitos a mil duros en inmundos cuartuchos. Los guardias civiles que ha invertido cinco meses en descifrar esta trama aseguran que las jóvenes pagaban 5.000 pesetas diarias 'de hospedaje' en los clubes de los que no podían salir mientras no pagaran las deudas y que hasta les cobraban el cambio de las sábanas que utilizaban en los encuentros sexuales con los clientes.
La banda, según las investigaciones de la Guardia Civil, estaba encabezada por José María B. G., detenido junto a otras 15 personas. Otro ya estaba en prisión condenado por un delito similar.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 11 de mayo de 2001