Como autónomo, mi dependencia del teléfono, tanto fijo como móvil, es inmensa, y de todos los países en los que he trabajado como fotógrafo únicamente en España me sale, día tras día, la anónima voz de Telefónica anunciándome que todas las líneas están saturadas y que llame más tarde. Si no me ha ocurrido en Calcuta ni en La Habana, ni en Bucarest ni en Marraquech, ¿por qué me ocurre en Barcelona?.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 14 de mayo de 2001