Un nuevo estudio elaborado por científicos del Medical Research Council de Londres predijo ayer la posibilidad de que aparezca una 'segunda oleada' de víctimas de la nueva variante de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, atribuida al consumo de carne procedente de las denominadas vacas locas, que se ha cobrado 99 víctimas en el Reino Unido. Se sabía que las víctimas tenían una predisposición genética clara a contraer el mal, pero los nuevos experimentos con ratones demuestran que hay muchos más genes que afectan al contagio y al tiempo de incubación de lo que se pensaba hasta ahora.
'Nuestro trabajo demuestra que no podemos ser complacientes con los posibles riesgos sanitarios de la enfermedad de las vacas locas, que podría convertirse en una auténtica epidemia durante las próximas décadas', dijo ayer John Collinge, especialista en priones, las proteínas anómalas causantes de la encefalopatía espongiforme bovina (EEB) y director del trabajo. La predisposición genética que se conocía hasta ahora (tanto en ratones como en humanos) consistía precisamente en una variante del gen del prión.
Pero el nuevo estudio de Collinge demuestra que ratones que tienen la misma variante del gen del prión -y que por tanto deberían ser igualmente propensos a desarrollar la enfermedad tras inocularles priones infecciosos- muestran enormes diferencias en los tiempos de incubación, y que esas diferencias dependen de muchos genes situados en otros cromosomas. 'Dado que el genoma de ratones y personas es tan parecido, es posible que lo mismo ocurra con los humanos y tengamos miles de pacientes en el futuro', señala Collinge.
Los priones no son privativos del ganado bovino sino que existen también como proteínas normales en el organismo humano. Todos los pacientes diagnosticados con la nueva variante de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob tienen variaciones de predisposición en su gen del prión, y es posible que sólo las personas con esas variantes sean susceptibles al contagio, y que lo peor del brote humano ya haya pasado.
Pero el nuevo estudio sugiere, por el contrario, que el casi centenar de víctimas registrado sólo la desarrolló muy deprisa por su predisposición congénita, y que el grueso de los afectados, que llevarían genes que causan una incubación más lenta, están todavía por desarrollarla. Si Collinge está en lo cierto, la cifra final de afectados podría alcanzar centenares de miles.
La enfermedad degenerativa de Creutzfeldt-Jakob denominada 'clásica' afecta en principio a una persona de cada millón por encima de los 60 años. La nueva variante relacionada con el consumo de carne de res infectada con la neuropatía bovina ha atacado de momento a sectores de población mucho más jóvenes, apenas en la cuarentena, aunque han empezado a aparecer también casos a mayores edades.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 16 de mayo de 2001