José María Lara (Madrid, 1948), productor de largometrajes como Justino, un asesino de la tercera edad, Pecata minuta o Asfalto, sabe lo duro que es asomar la cabeza en el mundo del cine. Por eso, ha ligado deliberadamente su carrera a quienes dan sus primeros pasos en la industria. 'Sigo produciendo cortos', dice, 'fundamentalmente para ayudar a los jóvenes realizadores'. Lara, quien ha trabajado junto a directores como Imanol Uribe o Víctor Erice, presentó recientemente cinco de los cortos que ha producido, dentro del ciclo Charlando con... en la casa de cultura Larrotxene de San Sebastián.
Pregunta. ¿Qué criterios sigue para decidir qué cortos va a producir?.
Respuesta. Sólo produzco los que tienen un respaldo económico. Nunca me embarco en un proyecto si no tiene subvención y tengo que poner los cuatro o cinco millones que cuesta sacarlo adelante. Eso sí, me tiene que interesar el guión y los que a mí me interesan fundamentalmente suelen tener tramas tristes. Los vascos escriben generalmente historias tristes o sórdidas.
'El productor es el que le dice las verdades al director de cine'
P. ¿Falta comedia?
R. Sí.
P. ¿Pero, es algo exclusivo del País Vasco?
R. Lo cierto es que la gente que escribe historias -no sólo para soporte audiovisual- es muy reflexiva, muy interna. Quizá no sea sólo un fenómeno propio del País Vasco.
P. ¿En qué ha cambiado el panorama de cortometrajes desde que usted empezó a producirlos?
R. Ahora, aunque hay menos dinero, existe mucha más gente que se anima a realizar cortos. Además se ha producido otro fenómeno. Los trabajos de los cortometrajistas se valoran muchísmo más que entonces y tienen más y mejores salidas.
P. ¿El punto negro sigue siendo su distribución?
R. Más que la distribución, el problema es que no hay un interés comercial porque no existe una posibilidad de beneficiarse con ellos. Al cortometrajista le van a pagar entre 5.000 y 10.000 pesetas a la semana si proyectan su cinta en una sala y una copia cuesta sobre las 80.000 pesetas. Hay que tener en cuenta además que la gente no cobra dinero en los cortos, aunque también es cierto que está aprendiendo y no paga el medio millón que le costaría estudiar en una escuela.
P. ¿El productor, es la voz de la conciencia que limita la creatividad de director y guionista?
R. Básicamente creo que es el que le dice las verdadades al director. Luego, dependiendo de su inteligencia, el realizador tiene en cuenta o no lo que le ha dicho. Cuando un productor le está diciendo 'estás gastando muchos metros de película' o 'estás rodando los planos de tal forma que no los vas a poder montar', es porque el productor tiene experiencia y tercia en beneficio de todos.
P. Y, ¿se le escucha?
R. Generalmente no.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 17 de mayo de 2001