José Sanchis Sinisterra criticó ayer en el escaso apoyo que recibe la nueva hornada de dramaturgos españoles que calificó de 'buena e importante'. Insistió en que la mayoría de programadores, tanto privados como públicos, prefiere autores de repertorio clásico o que han tenido éxito en el extranjero. Sólo las salas alternativas y alguna sala institucional excepcional permiten acceder de una manera 'más o menos normal' al montaje de las obras de los nuevos escritores de teatro.
Invitado al ciclo de escritores valencianos organizado por la Biblioteca Valenciana, Sanchis Sinisterra (Valencia, 1940), autor de premiadas obras como ¡Ay, Carmela! o El lector por horas reiteró instantes antes de ser entrevistado que de continuar la actual tendencia en la programación teatral los jóvenes valores 'no avanzarán'. 'El texto es una hipótesis que se ha de verificar por los actores y el público', señaló, al tiempo que subrayaba su 'precoupación' por el riesgo de que esta nueva cosecha, que ha detectado especialmente en Madrid, donde reside en la actualidad, pero también en la Comunidad Valenciana, pase desapercibida. 'La representación de la obra es la prueba de fuego y los programadores han perdido el sentido del riesgo', añadió.
Sanchis Sinisterra destacó la presencia de una nueva dramaturgia de autores españoles y latinoamericanos que 'está aportando textos verdaderamente renovadores'. Pero los gestores políticos no apuestan por este 'patrimonio cultural que hay que apoyar y difundir'.
Él apostó con el Teatro Fronterizo a finales de los años setenta por una obra díficil y provocadora que resultó todo un éxito La noche de Molly Bloom, basada en el monólogo final del libro Ulises, de James Joyce, e interpretada por la actriz y entonces esposa Magüi Mira. Obra que ahora está en cartel en Barcelona. A preguntas de los críticos y escritores Rafael Coloma y Miguel Catalán, el dramaturgo y teórico del teatro explicó que esa obra se gestó como resultado de una pregunta: 'qué queda si quitas la acción narrativa'. En el monólogo no 'pasa nada, hay devaneos, gestos, pensamientos, recuerdos...', señaló Sanchis Sinisterra, quien recordó su sorpresa por el éxito de la obra, al tiempo que constató ante el público de que en el teatro 'no es necesario el argumento'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 18 de mayo de 2001