Acabo de pasar por la calle de Goya y he visto el destrozo provocado por los sin razón, los nazis, los absurdos o los analfabetos. Luego he visto unas elecciones que deben dar un mensaje de esperanza para los que queremos una tierra que nunca vemos en paz. Espero que los que tengan el bastón de mando se den cuenta de una vez para siempre de que las patrias no traen más que desolación. Que lo que se les inculca a unos niños con odio puede generar criminales que pueden poner en peligro la ética de una sociedad entera. Que el manejo de las banderas puede ser muy peligroso en la gente que aún no ha madurado su mente. Que la cultura es la base del progreso y ésta está basada en el respeto a las ideas. Que leer a Baroja o escuchar a Arriaga es mucho más patriótico que destrozar una calle o un autobús. Que los pueblos no se odian entre sí, son las personas con nombre y apellidos las que generan odios ridículos. Que el ser de izquierdas, de lo que muchos presumen, es no distinguir paisanaje. Que hay que conocer lo que significa la palabra libertad.
En fin, tengo esperanza en algo... que algún día llegará.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 19 de mayo de 2001