'Celebro la rotunda, inapelable y clara derrota de la cruzada antinacionalista desarrollada en toda España por parte de medios poderosos políticos y mediáticos', ha declarado usted con ocasión de las elecciones vascas.
Presidente, lo celebramos con usted, y lo celebran todos los demócratas que aplaudieron la transición y la España de las autonomías a pesar de sus limitaciones. Lo celebran todos los que han visto con inquietud esa nueva cruzada que nos amenaza a todos con regresar 25 años atrás.
Sin embargo, la celebración adolece de un pequeño defecto, y es que a usted se le ha agotado el tiempo y no se da cuenta. ¿Cómo es posible no ver el patetismo de la situación? Tanto representa el poder que no duda en brindar en bandeja al presidente del Gobierno central una ocasión de oro de hacerse pasar por lo que no es usando su fina ironía: 'La cruzada antinacionalista del PP significa (...) que debemos quitar el apoyo que el PP presta ahora a CiU para garantizar la estabilidad del Gobierno que preside Jordi Pujol en Cataluña'.
¿No ve, presidente, que usted saca la lección de las elecciones vascas y no ha extraído las consecuencias de las últimas elecciones catalanas, y que da pie a sus adversarios / aliados para humillarlo y -dadas sus funciones- humillar a Cataluña? ¿Hasta cuando?
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 20 de mayo de 2001