Por encima de la nación, raza e ideología está el ser, el ciudadano. No se por qué se extrañan de que tantos intelectuales, periodistas... pidiesen el voto para el PP o PSOE.
No entienden que, cuando injustamente se asesina al que porta la bandera del equipo contrario, hay que parar el juego y volver a alzarla aún no siendo nuestro color. Porque ya no es una bandera lo que alzamos sino nuestra propia dignidad.
Una mirada simpática para el PSOE, aún no compartiendo su ideario, por haber obrado en conciencia ¡Enhorabuena! ¿Qué es ganar y qué es perder?
Pero no puedo evitar mirar con tristeza -que no acritud porque no veo su conciencia- a los que han puesto por delante de reparar una injusticia el miedo: ¿a que les quite su identidad?, ¿a que les gobiernen desde España?, ¿a que se enfade ETA? Siento vergüenza de haber nacido en Bilbao.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 20 de mayo de 2001