Leo en la prensa, con cierta preocupación, la noticia de que el Ayuntamiento de Madrid se propone adquirir la finca Soto de Viñuelas. No entiendo qué fines alberga esta operación, porque éste es un espacio natural, de considerable extensión -puede estar en torno a unas 4.000 o 5.000 hectáreas-, que constituye una prolongación natural del monte de El Pardo, donde nidifican y viven, entre otras importantes especies, absolutamente protegidas por lo endémicas que son, águilas imperiales y buitres negros, y su preservación me parece algo ajeno a los fines municipales.
Me parecería más propio que este auténtico tesoro natural de Madrid, si se quiere evitar su posible degradación como ha sucedido con la Casa de Campo (que gestiona el municipio madrileño), se incorporara al monte de El Pardo, del que fue históricamente desgajado, uniéndolo adecuadamente mediante la cubrición de la carretera de Colmenar Viejo, por cierto cada vez más cicatriz en el parque regional de la Cuenca Alta del Manzanares.
En su interior existe un importante palacio del siglo XVII, donde ahora se celebran bodas y banquetes por una conocida firma de hostelería, pero eso tampoco justifica su compra. Además, el Ayuntamiento de Madrid ya posee muy cerca otra finca colindante con el muro de mampostería de El Pardo. Si algún día es posible crear un nuevo parque nacional en el monte de El Pardo, sería muy deseable poder contar con la finca Soto de Viñuelas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 21 de mayo de 2001