Después de leer con atención la crónica del domingo 6 de abril, compruebo que el articulista únicamente se ha detenido en la consecuencia de la crisis argentina, pero no en las causas que la provocaron.
Ha existido en este país, como bien es sabido, un proceso iniciado años atrás de descapitalizacion salvaje, entregando las empresas o patrimonio con la promesa de que el futuro iba a ser extraordinario. Las consecuencias están a la vista, y todo hay que decirlo: se vende la compañía de aviación (Aerolíneas Argentinas) en el año 1991 con superávit y un gran activo, hoy está en quiebra técnica y sin patrimonio; los bancos, efectivamente, cobran tasas del 30%, pero también se debe averiguar el origen de los mismos; también tenemos la gasolina más cara del mundo siendo productores, aquí debemos explicar el origen de la empresa que fija los precios. En fin, la lista sería bastante más extensa. Siendo mi origen español, siento profunda preocupación por lo que en Argentina está sucediendo, pues el país y sus gentes no se lo merecen.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 21 de mayo de 2001