El resultado de estas elecciones debe ser un revulsivo, principalmente para los tres actores sociales que más están marcando el nivel de sufrimiento y desorientación moral en este país; por acción y omisión, por enmascaramiento y manipulación.
Me refiero a ETA, al Gobierno central con todos sus resortes no gubernamentales y a los medios de comunicación. Moral e intelectualmente, han sido los grandes derrotados, aunque los terceros, a pesar de ello, mantendrán en alza su objetivo de ventas, puesto que han conseguido que en este país se cultive el morbo, hasta por la violencia.
Para el que quiera ver, los techos electorales de ambos nacionalismos ya están asentados y el trasvase de votos posibles son debajo de cada techo. 'Con estas elecciones el pueblo vasco ya se ha autodeterminado', frase socorrida de quienes hace años reconocían, ahora niegan y mañana no se sabe, el derecho de autodeterminación de este pueblo. Entonces compartían Gobierno con los nacionalistas vascos... mañana no se sabe.
Después del año y pico de campaña intelectual, lo que han conseguido es polarizar una sociedad entre centro-constitucionalistas y etno-soberanistas. Los resultados han sido determinantes para concluir que lo que ha habido hasta ahora... no sirve.
Quien debe respetar la lectura de los resultados es ETA. Desde ya, y al margen de que el Gobierno lo haga o no. El día 13, un 50% de votantes de HB ha retirado su apoyo a los que pudieran estar defendiendo su estrategia militar; el día 14 quizás un 60%.
Una lectura objetiva y sana de los resultados dice que debe ser el Parlamento vasco el ámbito de decisión soberano para este pueblo, y no el Gobierno central... La pelota en su tejado, pero no para guardársela, sino para ponerla en juego.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 23 de mayo de 2001