'Hemos de apostar por que Cataluña, en lugar de convertirse en una sociedad multicultural, continúe siendo una comunidad integradora de gente diversa, y para eso es necesario que haya una cultura de referencia'. Ésta fue la apuesta que hizo Jordi Pujol en su conferencia Globalización e identidad, pronunciada ayer en el edificio La Pedrera, en Barcelona, bajo los auspicios de la Fundación Trias Fargas. 'Otra cosa es que hay que entender que las culturas se transforman por causas diversas. Una de ellas, importantísima, puede ser la inmigración', apuntó el presidente de la Generalitat en sus apreciaciones sobre cómo debe ser la sociedad catalana que acoge a estos inmigrantes.
'Es bueno que la gente se interrogue sobre el país, sobre todo si se evita el masoquismo', subrayó Pujol, quien recordó que el nacionalismo catalán siempre ha tenido una clara orientación hacia España y Europa.
¿Y cuáles son los peligros que amenazan el futuro de Cataluña? Pues, a juicio de Pujol, 'la fuerte presión cultural, lingüística y mediática del Estado español, que apunta tendencialmente a hacer de la identidad catalana algo residual'. A ello hay que sumar una cultura mundial dominante que el presidente ilustró con el festival de Eurovisión: 'Estonia, que ganó y que tiene como objetivo nacional importante el reforzamiento de su lengua, tambien presentó la canción en inglés'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 24 de mayo de 2001