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El festival de flamenco de Ciutat Vella apuesta por la diversidad

El cantaor Miguel Poveda inicia esta noche las actuaciones

Kojima lleva una larga trayectoria a sus espaldas y ha actuado en grupos de tanto prestigio como los de Rafael Farina y María Rosa antes de montar su propia compañía, cuyo director musical es el guitarrista barcelonés Chicuelo.

En el lenguaje de los ámbitos flamencos, la palabra mimbres se utiliza para referirse a las diversas cunas que perpetúan las tradiciones flamencas. A pesar de ese sentido tan ortodoxo del término, la idea de los responsables del Taller de Músics, organizadores del festival, es exactamente la opuesta: demostrar que todas las cunas son posibles y bienvenidas. 'Por eso subirán al escenario artistas de lugares bien diversos, con trayectorias donde ha imperado la libertad de miras frente a la caverna', se afirma desde el Taller de Músics. 'Mezclaremos aires nuevos y viejos, no comprobaremos el ADN de nadie, tampoco el DNI'.

Siguiendo esa línea, la octava edición del festival es un pequeño alegato contra la ortodoxia flamenca mezclando no sólo gitanos con payos y andaluces con catalanes, sino hasta un bailaor japonés como Kojima.

Este año el festival constará de tres dobles conciertos nocturnos que se celebrarán en el Pati de les Dones del CCCB y, como novedad, de unas actuaciones diurnas a las 13.00 horas en la Rambla del Raval bajo el nuevo epígrafe Vermuts flamencos.

La noche de mañana acogerá a otra de las grandes voces salidas de los escenarios catalanes: la barcelonesa Montse Cortés, que contará con la guitarra de Paquete. El baile de Adrián Galia completará la velada. El sábado, el festival se clausurará con la voz de La Macanita y el baile de Javier Latorre. Los Vermuts flamencos estarán ambientados por el grupo De Cajón y el bailaor El Peli.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 24 de mayo de 2001